viernes, 30 de septiembre de 2011

La soledad, buena compañera de la tristeza.

A veces, cuando se vive en la ciudad el sentimiento que más suele pasar por los urbanitas es la soledad.
Ya lo dicen que formar parte de algo, hace sentirte parte de una unidad, una familia y entonces, por un momento dejas de sentirte solo.
Pero qué pasa cuando no hay manera de formar parte de algo? Qué pasa cuando no tienes pareja, ni rollo, ni nadie especial con quién estar? Qué pasa cuando incluso tus amigos están totalmente indispuestos y la compañía que tienes no es precisamente un tesoro? Cuando incluso estás lejos de la família y de esa mascota que tanta compañía te hace?
Pues que te sientes solo.
Y cuando te sientes solo no haces más que pensar y frustrarte y quejarte de lo solo que estás.
De esta forma se entra en un bucle de autocompasión y tristeza.
Y cuando decides actuar por que te sientes muy solo, sueles llevar a cabo malas decisiones o acabar en no muy buena compañía, pero vamos, estás desesperado por estar con alguien por tal de no deambular por ahí solo.

Una solución? No lo se. Llama a esa amiga con la que llevas mucho sin hablar. Llama a ese amigo que desde que tiene novia ha desaparecido. Yo que se. No soy la mejor persona para curar la soledad cuando yo soy una paciente en recuperación que tiene constantes recaídas por que en verdad le gusta estar sola, pero que a la vez le da miedo pasar demasiado tiempo sola y que se le olvide cómo se relaciona con las personas.
Soy en cierta manera una paciente en recuperación con instinto sadomasoquista que recae por placer.

Y me da igual. Son temporadas de soledad que disfruto.

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