martes, 16 de marzo de 2010

El arte del Chocolate.

Um... Chocolate. Es el vicio de casi toda persona y la droga de muchas otras. Es un delicioso pecado dulce, que nos aporta un sabor sensual en el paladar y provoca que nuestra lengua serpentee a su alrededor.

Viendo la película de El Erizo (Le Hérisson) dirigida por Mona Achache (basada en la novela de Muriel Barbery), vi una escena en que la protagonista principal Paloma Josse, una niña de 11 años, toma un te con la portera del bloque de pisos de lujo donde ella vive. La portera Renée Michel, ofrece a Paloma un poco de chocolate negro, esta acepta y expone un pensamiento: ¿Cuál es el arte del chocolate? ¿Tal vez el sabor de sus sustancias o tal vez el arte de como las muelas lo trituran? Entonces Paloma, comenta lo extraordinario que resulta dejar que el chocolate se derrita en la lengua, como a ella tanto le gusta.

Después de esta escena, pensé que Paloma y yo tenemos algo en común, a ambas nos gusta el chocolate y a ambas nos gusta que se derrita lentamente en la lengua.
Por que cuando depositas una onza de chocolate sobre la lengua, el chocolate empieza a derretirse poco a poco y su sabor toca en primer lugar esa pequeña zona de la lengua en que los sabores dulces se manifiestan con grandiosidad.
De esta manera, el sabor dulce, explosiona dentro de la boca, con un sabor sensualmente fuerte de chocolate dulce y pecador.
Saboreas realmente su sabor que se pierde cuando únicamente lo masticamos.
Es una manera de disfrutar y catar un dulce que se ha disfrutado desde hace muchos años atrás.

Ahora doy gracias a aquellos que trajeron el chocolate a Europa por vez primera.
Solo puedo decir, que entre los chocolates que más me gustan son el chocolate con leche y el chocolate con almendras. Las marcas que más me gustan son Nestlé, Milka y Lindt.
Claro está que mi paladar está poco educado y me conformo con el chocolate menos tratado y menos rico del mundo. Me gustaría probar el chocolate de aquellos países en que elaboran chocolate de una manera excelente y magistral.
Y solo recomiendo que saquen al menos un instante de sus ajetreadas vidas y coloquen una onza de chocolate sobre sus lenguas y la dejen fundir y disfruten de un sabor picarón y sensual, y disfruten de la felicidad momentánea que proporciona el chocolate, por que realmente el chocolate hace feliz.

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